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La letra pequeña

Times New Roman 48, por lo menos, por lo menos 48. Aunque 72 también vale.
Ese es el tamaño que debería tener la letra pequeña. No solo de los contratos sino de las relaciones personales, las normas no escritas, los pactos sociales.
Ya sé que lo que digo es una tontería pero bien valioso que sería. Sobretodo cuando en un lugar cualquiera en el instante menos pensado te paras y te dices a ti mismo: "si me lo hubieran dicho antes...", "si llego a saber que esto era así...".
Y es que la letra pequeña no es cosa pequeña lo que lleva.
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Vocación política (perspectiva de un creyente)

          Buscando un archivo viejo me encontré con un Word cuyo nombre era vocación política. Me quizo sonar, lo abrí y me encontré con una reflexión que escribí en el año 2007.
Si bien a día de hoy no escribiría todo tal cual, el segundo párrafo creo que no se entiende muy bien y demás detalles, he querido recuperarlo porque creo que puede suscitar alguna reflexión interesante. Ahí va:
En primer lugar, he de decir que una de las cosas que más me llenan en este ámbito es ver como personas formadas y con capacidad de criterio tienen opciones ideológicas diferentes, creo que para los cristianos es señal de que efectivamente el Espíritu y la fe se manifiestan de diversas formas y para los que no crean, es señal de libertad, entendimiento y demás cosas loables.
Yo no viví nada de esa época del franquismo ni de la transición, siempre he percibido que el pueblo agradeció ese esfuerzo pero es como si ya esa gratitud por impregnar a la sociedad de valores, derechos y libertad hubiese prescrito. Siento que los ciudadanos ya no se sienten responsables de mantener eso que tanto han agradecido tener, es como si ya no tuviera tanto valor, es como si ya no fuera importante gozar de las condiciones (por muy mejorables que sean) con las que contamos. No creo que el sentimiento generalizado que existe de desconfianza en los políticos y de inutilidad del sistema sea el modo de agradecer y valorar, primero la democracia, pero sobre todo, las bondades de ésta.
Conocer las distintas opciones ideológicas y ser consciente de la diversidad propia del ámbito político actual, así como animar a la participación, contribuye en gran medida, según mi manera de ver, a fortalecer la democracia, a construir el Reino, a sanear el sistema político...
Personalmente, creo que es fundamental ahondar en las ideologías de los partidos, últimamente leo mucho tocho porque estoy convencida de que conociendo el ideario de cualquier formación política nos podemos hacer una idea muy aproximada del abanico en el que se va mover, por dónde puede tirar, qué cosas podemos o no podemos esperar de él. Sin embargo, tengo la sensación de que efectivamente siempre nos hacemos esta idea pero basándonos en declaraciones o ejemplos concretos que suelen distar bastante de lo originario.
A estas alturas nadie se cuestiona la necesidad de IMPLICARSE para afrontar y de esta forma dar solución a los problemas. (Véase que he dicho implicarse no rajar de los otros). Mucha gente es consciente ya de que es necesario tomar partido con el tema de la inmigración, el cambio climático y demás temas de actualidad. La verdad es que yo también lo creo, pero me mueve más los criterios que hacen que las cosas marchen así, los obstáculos que impiden que las cosas pueden ser mejores, me mueve más las decisiones que influyen a la sociedad, las omisiones...
En realidad se trata siempre de lo mismo, lograr un mundo justo, igual, unido... pero siempre aparece la dichosa limitación de las personas como tú y como yo.
En realidad consiste en impregnar nuestro estilo de vida y hacerlo realidad en nuestro entorno más próximo. Encauzar, participar, promover,...
Una de las motivaciones para meterse en política es que se puede dar fe de que el ciudadano es objeto de la política pero también puede y debe ser sujeto de la política. Pertenecer a un partido político permite ir más allá de las promesas de campaña, permite encauzar, participar, promover...
Y como todo, supone sacrificios y mucha receptividad, nada que temer si se tiene claro el punto de partida y el objetivo, que no es otro que buscar siempre ese concepto tan complejo y de vital importancia, como es el del “Bien Común”, que extrapolado al ámbito de la política sería “intereses generales de la ciudadanía”.
La política pone los medios y los recursos para la inmensa mayoría de los problemas de los ciudadanos. Yo no tengo muy claro que esta vivencia sea una misión, pero de lo que no hay duda, es que LA POLÍTICA ES UN SERVICIO.

¿Cómo te quedas?