La Audiencia Provincial de Las Palmas ha confirmado la sentencia que condenaba a la web El Agitador
a pagar una multa de casi 20.000 euros por un delito de calumnias. Esta
revista satírica publicó hace seis años un texto acompañado de un
fotomontaje titulado “el fiscal mudo” en referencia a Harpo, uno de los
hermanos Marx. Visto lo visto, al querellante, fiscal de profesión, ni
me atrevo a mencionarlo. Yo no voy a salir en defensa de quien ha
cometido delito. Eso no quita que una vez leído el texto y vista la
viñeta se me encogieran los hombros. Críticas más fuertes se escriben
cada día y se aceptan con total normalidad. Ayer mismo me llegó un
fotomontaje en el que Soria, con una pegatina de Repsol en la frente,
movía los hilos de unas marionetas, a saber, Asier Antona y María
Australia Navarro. Dudo que alguien se escandalice por esto, nos hemos
acostumbrado a este tipo de recurso. En esta cuestión, ¿sabemos diferenciar entre el bien y el
mal? Con el fin de suscitar la reflexión reproduzco a continuación
algunas de las ideas de la sentencia:
“Las personas que ostentan un cargo de autoridad pública, o las que poseen relieve político, ciertamente se hallan sometidas a la crítica en un Estado democrático. Pero ello no significa que queden privadas de ser titulares del derecho al honor. (…)
También en este ámbito es preciso respetar la reputación ajena.
Estos derechos constituyen un límite del derecho a expresarse libremente y de la libertad de informar.
Pese a que el artículo se redactó con una finalidad cómica, humorística o satírica y que en modo alguno pretendía imputar al querellante delito alguno, no cabe duda de que el contenido del mismo excede con creces los ya referidos derechos de expresión o información, habiendo quedado desvirtuado el principio constitucional de presunción de inocencia. (…)
Dichas expresiones y la fotocomposición deben ser objetivamente consideradas como injuriosas, pues hace desmerecer al querellante ante la opinión pública, haciéndole aparecer así de una manera muy irrespetuosa en relación a la función que desempeña, menospreciándolo y ridiculizándolo.”
La importancia de esta cuestión radica en que no se trata de
educación o buenas costumbres sino de estar dentro o al margen de la ley. Permítame
que no aporte conclusiones, no las tengo, ¿y usted?