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¡Feliz Navidad!

Sé mi luz, enciende mi noche.

Feliz Navidad.
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¿Unidad? en la diversidad

Ayer me dio por recordar una colaboración que escribí en Red Anchieta hace ya un tiempo.


Dicen que donde hay siempre queda y efectivamente los avatares de la vida hacen que haya algo, al margen de la política, que identifique a José Manuel Soria López a Jerónimo Saavedra Acebedo y a José Carlos Mauricio Rodríguez. Estos tres políticos, aparte de su profesión, comparten su formación básica, ya que todos ellos estudiaron en el antiguo Colegio San Ignacio de Loyola en Las Palmas de Gran Canaria.
Aprovechando tal denominador común de estos candidatos a las inminentes elecciones locales, insulares y autonómicas, la Asociación de Antiguos Alumnos del Colegio no ha querido dejar pasar la oportunidad de invitarles a acercarse nuevamente a sus raíces. Ciertamente el Colegio San Ignacio de Loyola dista bastante de aquel en el que ellos fueron educados, pero detrás de tantas mejoras en cuanto a infraestructuras permanece bien latente el carácter propio de los jesuitas.

Así pues, el centro educativo abrió nuevamente sus puertas y puso al servicio de la AA.AA sus salones, los cuales fueron testigos de este ciclo de conferencias en el que los tres candidatos dieron a conocer, por separado, sus planteamientos y la de sus respectivos partidos políticos.

El ciclo comenzó con la visita de Soria, que expuso como presidente del Cabildo su visión de futuro, dando a conocer las líneas de acción de su programa. La segunda intervención fue la de Saavedra, que tras algunas reseñas históricas de la capital se centró en la importancia de ir hacia el cambio, aceptando la ciudad que tenemos. Las conferencias terminaron con Mauricio, el cual narró la historia de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria ayudándose de la figura de Fray Luis de León y remarcando la necesidad de que el pueblo se ilusione.

La convocatoria estaba abierta a todo el público. No obstante, todas estuvieron respaldadas por la AA.AA y personas propias de cada partido que no dudaron en apoyar a los cabezas de listas.

Partiendo de la idea de que todos los partidos persiguen una mayor prosperidad, cada uno intentó demostrar que su apuesta para estas elecciones es la más acertada. Sin embargo, en ninguno de ellos se vivió verdaderamente un mitin, pues el hecho de reunirnos para ser testigos de cómo se puede optar por diferentes caminos aun compartiendo el mismo punto de partida, fue, sin duda alguna, el argumento más convincente.

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Saber marcharse | Por Félix Díaz

Saber marcharse debería ser un contenido obligatorio y evaluable en cualquier asignatura, dependiendo de la ruta académica que cada uno haya elegido y especialmente para quienes eligen la vida política como modus vivendi

En este mundo, numerosos arribistas apenas saben cómo llegaron a determinados puestos pero desde luego, puedo afirmarlo, no saben cómo marcharse; y claro por eso tenemos que soportarlos años y años.

Saber marcharse es un signo de clase, de personalidad, de ética y de compromiso consigo mismo; por eso es tan difícil que ocurra. 

Sin embargo, no quiero centrarme en los políticos o los asesores que algunos arrastran de institución a institución; también es una cualidad que podemos practicar en la vida cotidiana.

Por ejemplo, saber marcharse de una relación que no navega en el rumbo adecuado tampoco es fácil; ni mucho menos saber marcharse de ese grupo de conocidos o presuntos amigos que poco aportan y bastante desgastan; y en los tiempos que corren complicadísimo, querer y saber marcharse de una empresa o proyecto que no satisface tus aspiraciones; el mero hecho de elegir el momento y la forma de marcharse de una fiesta, por si solo, merecería todo un tratado sobre el comportamiento humano.

Pero también quiero referirme a saber marcharse de esta vida, dejando la tarea hecha, y no con los pies por delante como suele decirse, más bien con la cabeza alta. Condiciones éstas que no están al alcance de cualquiera. 

Pero si me permiten el consejo para saber marcharse, lo primero es no olvidarte de despedirte. Y eso, quizás, suele ser lo más complicado.

Díaz Hernández, Félix, "Saber marcharse", en Diario de Avisos, 28/11/2012.

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Feliz verano

El pasado 9 de julio la escritora Almudena Grandes escribía esta perla que merece ser "gustada" en el periódico El País.

Hay muchas cosas buenas que salen muy baratas. Una botella de vino para beberla despacio, en casa, al atardecer y entre amigos. Un buen libro de bolsillo, que proporciona una emoción que dura más que el vino y cuesta casi lo mismo. Un cine de verano, el lugar ideal para hacer manitas. Una ración de ensaladilla rusa y dos cañas, en la terraza de un bar cualquiera, antes o después del cine de verano. Enamorarse es un milagro todavía más barato, tan caro que, sin embargo, no se puede fabricar.
 (...)
Es el tiempo de la felicidad.
Apúrenlo y no piensen en el invierno que nos espera
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Equinoccio de primavera

Qué saben el invierno o el otoño
o la primavera o el verano del recuerdo.

No saben nada del recuerdo.
Saben que pasan y que vuelven.
Saben que son estaciones.
Saben que son el tiempo.

Y saben afirmarse.
Y saben imponerse.
Y saben sostenerse.

Qué sabe el otoño del verano.
Qué lamentaciones tienen las estaciones.

Ninguna odia.
Ninguna ama.
Y pasan. 

Giannina Braschi, 
El imperio de los sueños.
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No quiero, triste espíritu

No quiero, triste espíritu, volver
por los lugares que cruzó mi llanto,
latir secreto entre los cuerpos vivos
como yo también fui.

No quiero recordar
un instante feliz entre tormentos;
goce o pena es igual,
todo es triste al volver.

Aún va conmigo como una luz ajena
aquel destino niño,
aquellos dulces ojos juveniles,
aquella antigua herida.

No, no quisiera volver,
sino morir aún más,
arrancar una sombra,
olvidar un olvido.

Luis Cernuda
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Tanto mandar a callar que se olvidan de escuchar

El pasado 15 de Febrero La Infanta Pilar de Borbón -duquesa de Badajoz- tuvo, a mi juicio, una desafortunada contestación.


(00:31 "con lo cual a callar")

La Infanta vino a recordar implícitamente que debe respetarse la presunción de inocencia. Lo inverosímil es que seguidamente mande a callar a los medios.
Simple y llanamente esta actitud no es propia de un país democrático.
Si hay que hablar del importante papel que ha desempeñado la Monarquía en la historia de España, se habla. Y si hay que hablar de la inadmisible relación de algunos de sus miembros en una de las peores lacras de este país como es la corrupción, pues también se habla. “Más le pese” a la Infanta.

Se me antoja recordar el famoso impulso del hermano de la susodicha.
Impulso que, por paradójico que parezca, es conveniente que se aplique en estos momentos los que se crean inmunes o por encima de la ley.




(00:28 "por qué no te callas")

Cuando un hombre pide justicia
es que quiere que le den la razón.
 
Santiago Rusiñol i Prats
(1861-1931)
Pintor y escritor español.