Hay muchas cosas buenas que salen muy baratas. Una botella de vino para
beberla despacio, en casa, al atardecer y entre amigos. Un buen libro de
bolsillo, que proporciona una emoción que dura más que el vino y cuesta
casi lo mismo. Un cine de verano, el lugar ideal para hacer manitas.
Una ración de ensaladilla rusa y dos cañas, en la terraza de un bar
cualquiera, antes o después del cine de verano. Enamorarse es un milagro
todavía más barato, tan caro que, sin embargo, no se puede fabricar.
(...)
Es el tiempo de la felicidad.
Apúrenlo y no piensen en el invierno que nos espera