Aquí quedaría bien escribir, en general, de la sanidad en
Canarias o mejor todavía sobre los hospitales de Tenerife. Sin embargo, cualquiera
al que le mueva la justicia o sienta como suya la impotencia de los demás se
decantará por hablar de lo más desfavorecido. En este
contexto el clamor no está en el Sur de Tenerife sino en el Hospital General de
Fuerteventura.
En los titulares solo salen presupuestos, partidas económicas y fichas financieras. Al menos, los
cabildos de Gran Canaria y especialmente de Tenerife salen en defensa de sus
hospitales. Sin embargo, el cabildo majorero solo sale en defensa del "no al
petróleo" como un caballo con orejeras aunque parezca más bien un burro cargado
de letras.
Quienes han decidido las partidas
presupuestarias durante estos años, los adjudicatarios del concurso
público de las obras de remodelación y ampliación, y los gestores del Hospital lo han convertido en algo pésimo [sumamente malo, que no puede ser peor]. Nótese que no cabe
crítica al personal que allí trabaja pues no dejan de ser unas víctimas de
semejante atropello profesional.
Las obras del hospital están mal
planteadas desde el comienzo (¿año 2002, 2003?). Tras un ensayo-error se optó por la remodelación
por módulos del viejo hospital. Todavía no ha finalizado el conjunto de las obras y todos
se preguntan por qué no se levantó un nuevo hospital en otro terreno desde el primer
momento.
Ya es malo tener a unos ineptos [no apto ni a propósito. Necio, incapaz] mandando en el
Gobierno de Canarias pero resulta todavía peor que quienes lleven a cabo sus proyectos
interminables (más de una década de obras y una década con las Urgencias en barracones como lugar "provisional") presenten semejante despropósito como resultado.
Poca funcionalidad:
Quienes conforman la dirección de las obras de ese hospital han
demostrado un significativo desconocimiento construyendo unas dependencias que
no son funcionales [funcional: se dice de todo aquello en cuyo diseño u organización se
ha atendido, sobre todo, a la facilidad, utilidad y comodidad de su
empleo]. ¿Tan difícil era acercarse, por ejemplo, a los jefes de
servicios y conocer la realidad para construir acorde a ella?
La siguiente enumeración no supone, ni explícita ni implícitamente, una acusación. Quien suscribe no evalúa si hay alguna o varias de las siguientes situaciones fuera de la legalidad, simplemente expone reclamos y quejas.
-
El nuevo paritorio no dispone de una zona
de registros para las embarazadas.
- La visibilidad del
ventanal de pediatría para ver
a los neonatos
es manifiestamente insuficiente.
- En la conocida como tercera unidad hay dos camas por habitación, si
hay que llevarse al paciente que se encuentra en la cama pegada a la
ventana hay que sacar antes de la habitación al paciente que se encuentra
en la cama cercana a la puerta.
- En rayos casi no caben las camas por las puertas. Por ejemplo, no
entra una cama con las barandillas subidas.
- Los nuevos quirófanos han sido equipados con grifos de manivelas. No se sabe todavía cuánto costará cambiarlos por
los que funcionan por proximidad mediante sensores como exige la norma por cuestiones de contaminación.
- Por norma general, los quirófanos han tenido dos puertas, es decir, una de entrada de los pacientes y la otra de salida. Los nuevos quirófanos cuentan con una sola.
¿Ampliación de servicios?
- El proyecto preveía que la UCI pasara de 4 a 8 camas cuando la
realidad es que pasará de 6 a 8. Por todos es sabido en el entorno del Hospital que la documentación oficial es incongruente con la realidad ya que la unidad de cuidados intensivos cuenta con seis camas y no cuatro.
- En relación a los servicios que amplían el número de camas o quirófano que aumenta de 4 a 5, ¿se contrará consecuentemente a más personal?
Esta selección de chapuzas es el resultado de una década de
trabajo del Gobierno de Canarias y de la Consejería de Sanidad con una inversión de 37
millones de euros, seis menos que el presupuesto inicial de 43 millones de euros. ¿Ocurrirán estas
cosas en las demás islas? Tanto el PP en el pasado como el PSOE en la
actualidad han tenido una oportunidad para influir en sus pactos y evitar este
fracaso anticipado.
Nadie ha podido impedir que Coalición Canaria, la necedad como cabeza
pensante, se salga con la suya. Defecar ideas
no es delito pero hacerlo políticamente y con dinero público, lejos de mejorar los servicios, arraiga (todavía más, si cabe) la incompetencia y la mediocridad a la sanidad canaria.