La reunión
nacional de jueces decanos de España nos ha dejado unas reflexiones muy
interesantes. En el escrito final responden con meridiana claridad a muchos
reclamos de la sociedad. Ellos entienden que también es su responsabilidad
señalar aquello que pueda mejorarse en la Administración de Justicia. En ese
sentido, recalcan la insuficiencia de jueces y de recursos. La sociedad demanda celeridad en la tramitación de las
causas. Plantean la revisión de los aforamientos aunque no citan que la mayoría
son de jueces y fiscales, y no de políticos como suele etiquetarse. Un indulto
solo podría otorgarse si existe un informe favorable del tribunal. Se propone la
tipificación de nuevos delitos en el Código Penal y que se amplíe el plazo de
prescripción de los delitos de corrupción. En definitiva, se pone de manifiesto
la necesidad de adoptar medidas de regeneración democrática.
El mayor
reparo de estas propuestas es la acción: “afrontar en nuestro país”. ¿Quién
está hoy en condiciones de afrontar algo en España en el ámbito político? Nadie
y si hay alguien, estará guardando fuerzas para después de las elecciones. Prepararse
para inminentes gobiernos inestables ha pasado a ser una prioridad en
detrimento de la regeneración política. Los jueces decanos proponen medidas
para salir a flote sin tener en cuenta, me parece a mí, que el estado de la
política es tanto o más delicado que la situación de la justicia. Llevamos muchos
comicios hablando de los peores resultados hasta la siguiente cita en que éstos
vuelven a tocar fondo. Por lo menos, ya hemos elegido con quién queremos irnos
a pique; lo haremos de la mano de Podemos. Regeneración democrática y comunismo
son incompatibles pero no hay voluntad popular de entender este hecho (tantas
veces comprobado en la historia). Hasta que la ola de comunismo que inunda
España amaine, dentro de vaya usted a saber cuánto, no podremos seguir
trabajando para mejorar las cosas.