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La temeridad de motivar al mediocre

Siempre han existido las citas célebres o máximas, que digo yo que se llamarán así porque son pensamientos de personajes célebres con una trayectoria que los avalan y le da esa connotación de idea elevada o sabiduría, pero eso suena aburrido y además es historia. Hoy en día lo que transmite es la sabiduría barata, la psicología barata o de autoayuda es la que llega. Un ejemplo muy sencillo es detenerse en la librería de El Corte Inglés y comparar el espacio que ocupa la sección de Autoayuda en relación a otras disciplinas, comprobarán que el espacio de esta pseudociencia es mayor.

Las frases motivadoras y esperanzadoras que nacen de no se sabe dónde, ni se sabe de qué iluminado provienen, quizás de un sabio, quizás es copia de copia de un sabio, quizás es de un nota que filosofaba mientras se fumaba un canuto, quizás -yo apuesto por esta- es de un anónimo del montón como tú o como yo, se supone que tienen que “llenarnos” de alegría y felicidad, contagiarnos de buena onda hasta tal punto que si empiezas a dar los buenos días y las buenas noches en Facebook, en Whatsapp, etc. con semejantes tonterías tu vida cambiará. En eso les doy la razón, la vida te cambia, aparte de perder la personalidad por completo, desde fuera -me incluyo entre los que tienen todavía un pie en el mundo 1.0 pegado al suelo- dice muy poco de quienes las toman como referente, máxime teniendo en cuenta que hay personas cultas y referentes dignos de esa función.
Sin embargo, de entre toda la amplia gama de pensamientos positivos los que más son para decir “apaga la luz y vámonos” son los relacionados con el potencial de cada persona.


“¡Un genio!
¡He practicado catorce horas diarias
durante treinta y siete años
y ahora me llaman genio!”
Pablo Sarasate


        Creerse que se puede alcanzar todo lo que uno se proponga es una de las mayores memeces de la época que me ha tocado vivir. La dignidad de la persona y su valor debe ser central siempre pero es muy discutible el lugar secundario que se le está dando al esfuerzo o la dedicación ante la avalancha de campañas de motivación y pensamiento positivo.
Una memez es decir 10 veces “persigue tus sueños y lo conseguirás” y no haberle dedicado un tiempo de calidad a discernir qué aspiras, qué ganaran otros con ello… ¿O es que aquí solo se trata del éxito personal? Y ya ni hablar de plantearse si crees que vales para eso, no lo que piense, diga o patalee tu entorno sino uno mismo. Es pedir demasiado, pedir pensar y profundizar por norma, parece que es pedir demasiado.
El pan de cada día es dar lecciones de vida de cómo alcanzar no se sabe qué, llegar a no se sabe dónde, triunfar obviando la mayoría de las veces los obstáculos y fracasos de todo camino  y todo gracias a la sobrevaloración de uno mismo: porque yo lo valgo.
Disculpa, no te quiero ofender pero probablemente no seas un genio, por supuesto, yo tampoco. Somos de perfil medio, lo que ocurre es que ya es tan sumamente grande el montón de la mediocridad, que ya son los propios mediocres los que sirven de inspiración a otros mediocres. De modo que donde antes existía la posibilidad de que alguien resaltara ahora simplemente se confunden más y más unos a otros. 
He pasado largo tiempo meditando qué le hace a una persona adulta y, por consiguiente, madura pensar que por inspirarse en frases bonitas resurgirá en él una alegre actitud que lo llevará a la cima y no he encontrado ninguna explicación, espero que no sea una enfermedad porque si es así las alarmas saltarán siendo pandemia. Lo único que creo saber es que mientras tanto, el resto del montón estudiamos o están pringados de cualquier otro modo. Incluso podría parecer que algunos de los que se forman saben menos que los “tocados” por tanta lucidez.
Hasta el momento a ninguno de mis centenares de amigos en Facebook, ni en ningún otro sitio que yo haya podido leer este tipo de referentes, que son la inmensa mayoría ya, se le ha ocurrido hacer referencia al hecho de que un medio, y quizás el único a nuestro alcance, para conseguir algo es estudiar.
El colmo lo encontramos en algunos foros de emprendedores o alguna entrevista en televisión (cómo no, con máxima audiencia), el que mejor recuerdo ahora mismo es el fundador del Bulli, Ferrán Adriá. Temerarios, sois unos temerarios y unos irresponsables. Cuando un señor de estos sale en la tele debería aparecer un aviso como en los anuncios de piruetas o de coches: no intentar en casa. Estas personas son genios; tú y yo, pobres diablos, no lo somos. El hecho de que alguien sin estudios triunfe es excepcional y bajo ningún concepto debería proponerse como modelo de éxito. Ese no es el camino. Evidentemente todos nos alegramos por estos casos -aislados-  pero creerse que todos llevamos dentro el mismo ADN triunfador es cuanto menos una necedad.
¿Por qué? Porque la realidad es otra y es completamente la contraria. No solo no somos cada vez más elevados sino que cada vez parecemos más idiotas. Mientras todos leemos y compartimos frases chupimegaguays de amor y amistad, los alumnos de la ESO llegan a Bachillerato sin saber sumar fracciones, un porcentaje nada despreciable de universitarios piensa que la Tierra es el centro del Universo, no abundan precisamente las personas que se paran a leer ni siquiera un artículo completo del periódico o que sean capaces de contrastar una información… ¡Pero no preocuparse!  Lea usted cuatro chuminadas convenientemente elegidas acerca de la vida y el lindo futuro que le espera si lo deseo con muchas ganas y verás cómo se endulza todo.
        Perdemos el tiempo mirando más allá si todavía no nos hemos ganado el honor y el respeto de lo que ya somos. La semana pasada pasé mucha vergüenza ajena al coincidir en dos circunstancias muy diferentes con dos recientes egresados. No es cuestión de ensañarse así que no voy a entrar en detalles, me delimitaré a tener presente que un título no te hace profesional y que la actitud que tengas no es suficiente para valer para algo. No digo que no lo vayan a conseguir pero motivarse en exceso es darle a alguien una valía que no tiene, que no ha conseguido aun o que no sabe todavía manejar. En el camino hacia nuestros objetivos ese exceso de motivación puede cruzar la línea del ridículo.


Yo misma he ido y sigo yendo a contracorriente en algunas cuestiones y me han venido a brindar apoyo tras ver que te reafirmas en tus decisiones después de haber tenido que aguantar descalificaciones, dudas y miedos proyectados de otros. Sin embargo, no se trata de eso, lo que se transmite ni siquiera llega al hecho de vivir en la sombra y hallarte ahí cómodo como una parte más del camino que es. Tan solo se vende la felicidad efímera de la cima que no conoce ni conocerá el español medio (del mundo 1.0) de cualquiera de nuestros barrios. Por lo tanto, basar nuestras actitudes y mucho peor nuestras decisiones en ilusiones no puede traer nada bueno.

         Tener expectativas es algo muy natural y lógico pero ser consciente de los dones de cada uno es conveniente. Ver cómo personas adultas se comportan como globos de helio es demasiado infantil por muy bonito que sea el globo. Yo no tengo las claves de este momento sociocultural y económico que vivimos pero tengo la certeza de que personas que se tiran peos más altos que el culo no ayudan.


Las personas naturalmente debemos buscar nuestra realización personal y profesional pero no debemos olvidar que ni todos somos líderes, ni todos somos genios, ni todos bastos. ¡Pronto queremos estar de vuelta sin ni siquiera haber ido! Se puede decir que en esta época que estamos viviendo todos los miembros del cuerpo quieren ser la cabeza.

No debemos permitir que nadie nos corte las alas pero creernos que volaremos tan alto como alcance nuestra imaginación es un gravísimo error y muchísimo más si pensamos que lo conseguiremos solos y olvidándonos de todo sufrimiento porque aun con el mejor de los talantes la vida jamás será un camino de rosas.


        Dentro de 10, 15, 20 años mi generación tendrá 35, 40, 45 y es obvio que no todos estaremos en la cresta de la ola. Lamento desde ya, una década antes, el sentimiento engrandecido de quienes arrastrados por el esplendor de que todos tenemos un gran potencial se estrellarán. Solo espero que, al menos, sepan leer y escribir porque a veces vamos de sobrados y ni eso.
           Toda mi puñetera vida me he movido –sin dejar de aprender un instante- en entornos donde personas de 30 y 40 han estado en permanente búsqueda y no puedo más que ruborizarme al ver, leer y oir cómo las personas de 20, a día de hoy, ya saben qué hay que hacer para llegar y besar el santo, cómo se atreven a indicar el camino empoderados por sus santísimos cojones y una sobredosis de motivación. Para más inri y hartazgo de los demás lo comparten mucho en los medios porque lo consideran conocimientos útiles.
        Pido a las personas que lean este artículo que de transmitir algo sea la necesidad de estudiar y formarse cueste lo que cueste. Hablar del éxito, el amor, la amistad, los objetivos y buen rollito del modo en el que se está haciendo solo conducirá a una generación de fracasados que creyeron que todo estaba a su alcance sin antes intentar paliar tanto porque yo lo valgo.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Me parece interesante tu reflexión, se me ocurre el propio "Club de la Lucha", dónde hay un discurso magnífico de Tyler Durden donde habla de todo aquello que se nos vendió desde pequeños y que no se ha cumplido. Claro, hay que matizar que la generación X, que es sobre la que se basa la novela de Chuck Palahniuk es la que conformó la actual sociedad de la que hoy somos herederos. Ellos disfrutaron de los mejores años de aquel sueño llamado "desarrollo", y están jodidos porque a pesar de tener un entorno más factible para el alcance de sus aspiraciones profesionales NO SON FELICES.
Me parce que haces demasiado hincapié en la formación, y como persona que ha pasado por la universidad he de decir que la formación académica por sí misma, no vale para nada. Vivimos en una sociedad en donde la teoría de la democracia y la política, condenadas al ostracismo viven supeditadas a una ciencia, la económica, que hemos convertido en una especie de Leviatán que domina nuestra existencia, sin embargo, esta ciencia no tiene base real y absoluta, ella, y todos los productos de la razón que la acompañan son meros procesos ininteligibles. La verdad, pues, es algo irracional, luego la economía se constituye como un eje vertebrador de una sociedad basada en algo irracional, imposible de entender fuera de ella, entonces, ¿por qué otorgarle la importancia que se le da hoy en día?. Sin embargo, ésta no tiene necesidad alguna de ser comprensible, basta creer. Esto lleva a que la economía diseñe y construya un mundo egoísta, centrípeto y alejado de la libre discusión, por lo que la consigna al mundo de las concepciones rígidas, estereotipadas, que se imponen mediante la coerción social. ¿Y que ocurre entonces con la política? Pues algo evidente, queda succionada por la economía, amparada por ella, cercionada e incapaz de funcionar como debería, debiendo rendir cuentas a la economía, incapaz de innovar, experimentar, crear en suma una serie de espacios que surgen en paralelo al desarrollo de una sociedad.
¿No crees que hemos renunciado a cuestionar la dinámica de una sociedad porque no somos lo bastante "listos" para ello, dejándolo todo en manos de la infalibilidad de la ACADEMIA?
Pero la problemática va mucho más allá, la visión epistemicida de la que se nutre la educación lleva a convertir a los niños y jóvenes en pequeños soñadores de la american lifestyle, competitivos, individualistas, acumuladores de bienes... en definitiva a convertir el utilitarismo como modo de vida. No hay más saberes y por supuesto no se discuten los que hay, no es posible otro modelo educativo que atisbe la mínima capacidad de pensamiento, es decir, no hay distinción entre pensamiento y actividad mental, se premia ésta última, dónde lo importante es acumular información vacua, y datos, muchos datos, la razón basada en la mera acumulación de datos, no de comprensión de los mismos.

CrisMolSua dijo...

Muchas gracias por pararte a contestar. Identifico algunas de las situaciones que comentas otras me resisto un poco más ;)
Por cierto, no he visto la peli a ver si la veo.
Un saludo y gracias de nuevo.