En la libertad del escritor está la posibilidad de explorar registros y límites. Si me paso o no de la raya es mi responsabilidad pero no hay una manera objetiva de valorarlo. Si resulta simpático o grosero le toca decidirlo al lector. Las palabrotas y tutear han sido un fallo no una intención.
Tener un par de ovarios o un par de testículos además de una
descripción anatómica puede expresar características de una persona. No
es lo mismo tenerlos bien puestos (valiente) que tenerlos cuadrados
(jeta, morro). No es lo mismo tenerlos como almendritas (cobarde) que
inflados (yo que tú no seguía por ese camino).
Magdalena Álvarez, por
ejemplo, los tiene cuadrados. Su dimisión ha sido in extremis antes de
que la echaran por comprometer la imagen del Banco Europeo de
Inversiones de la que era vicepresidenta. Las huevadas que soltó no
tuvieron desperdicio, eso sí, la exministra las cuenta con salero. Dice
que es víctima de las maniobras de los populares, que para nada ha
tenido que ver en su decisión estar imputada en una de las mayores
tramas de corrupción (después de Bárcenas y Gürtel). Reclama su derecho
al puesto como si acaso hubiese opositado y espera que cuando se
demuestre que es inocente pueda recuperarlo. La pobrecica mía entiende
que cobrar 10.000 euros al mes hasta los 65 años es perder algo.
En su caso, hay que tener cojones para ser la Fiscalía Anticorrupción
y recurrir la imputación de la Infanta Cristina, de quien se encuentran
“sobrados indicios de que ha intervenido lucrándose en su propio
beneficio y facilitando los medios para que lo hiciera su marido,
mediante la colaboración silenciosa”. Veremos si “son meras conjeturas” o
no.
En lo que se refiere al Gobierno ya se pueden ir preparando para
recibir el castigo electoral que les espera. No tanto por las medidas
tomadas sino por convertir su mayoría absoluta en una extraña facultad
de autoridad. Esto ha ocurrido con la ley de educación y la ideológica
reforma del aborto inflándole los ovarios y los cojones a la gente hasta
más no poder. Pensándolo bien, hace tiempo que no veo en política a
alguien que los tenga bien puestos pero sí demasiados que parecen
carecer de ellos.