A
donde quiera que miro constato el arraigamiento de Coalición Canaria en los
pueblos. Hasta cuándo, me pregunto.
Detesto
los eufemismos pero echaré mano de este recurso para hacer referencia a la connotación
positiva de un pueblo; un pueblo es un pueblo y una ciudad es una ciudad. La otra
vertiente sería la connotación negativa de un pueblo, el que se nutre de mucho
más de la cantidad diaria recomendada, esto es, el que no se entiende sin su
ración diaria y más importante del día: los dimes y diretes, la infamia, la
confusión y el intercambio de favores como moneda única. Un pueblo donde la
tradición se confunde con la involución política.
Y
es precisamente en esta vertiente de pueblo donde Coalición Canaria encuentra
su hábitat natural, donde nacen, crecen, se reproducen -pero muy difícilmente
mueren- sus “animales políticos”. Esta es una de las tantas razones por las que
urge alzar la vista y, desde el sano y legítimo sentimiento de pertenencia a
Canarias, avanzar y ver más allá. Coalición Canaria es un lastre para esta
comunidad autónoma pero muy especialmente para las localidades que no son
ciudades ni grandes capitales porque es ahí donde esta formación política tiene
trincadas a familias enteras por los… por los platos donde comen. Esto es lo
más bajo de toda la cuestión e ingenua de mí pensaba que esta práctica era cosa
pasada, episodios de la política poco dignos de otra época, una época donde
todavía están instalados algunos pueblos al cobijo interesado de CC.
En mi opinión, es ahí donde estamos
llamados a cambiar esta situación, desde lo más bajo, porque la política es
mucho más que un intercambio de favores cutre y pueblerino de intereses personales y transciende en mucho las montañas que
colindan nuestro barrio o nuestro pueblo. Hagámoslo saber.
"El desafío mayor que tiene la cultura de la libertad,
de la democracia en nuestro tiempo, viene de los nacionalismos."
Mario Vargas Llosa
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