Hablemos de fronteras, ni siquiera de vallas. Hablemos de los derechos y deberes de ciudadanos y extranjeros. Sin demagogias ni visiones florales. Sin querer ganarnos el favor de nadie.
Sin llorar frente a una valla que lleva ahí muchos años y que ha continuado con los gobiernos de PSOE y PP pero que ahora y con una cámara delante le causa verdadero sentimiento a la socialista Elena Valenciano. ¿Se puede ser más falsa? ¿se puede ser más populista?
Estas actitudes sin escrúpulos desprestigian tanto o más la política como no cambiar de parecer ante el clamor acerca de las cuchillas en las vallas que amenaza la vida humana.
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